dimecres, 29 de gener del 2014

RELATO ZEN Y EMOCIONES

En cierta ocasión, un belicoso samurái desafió a un anciano maestro zen a que le explicara los conceptos de cielo e infierno, pero el maestro le contesto con desprecio:

-¡No eres más que un patán y no puedo malgastar mi tiempo con tus tonterías!-

El samurái, herido en su honor, montó en cólera y desenvainando su espada, exclamó:
-Tu impertinencia te costará la vida.

-¡Eso  -replicó entonces el maestro- es el infierno!-

Conmovido por la exactitud de las palabras del maestro sobre la cólera que le estaba amenazando, el samurái se calmó, envainó la espala y se postró ante él, agradecido.

-¡Y eso -concluyó entonces el maestro-, eso es el cielo!

En este relato japonés, vemos cómo el samurái rápidamente es capaz de percibir que son sus emociones las que le sumergen en un estado de cólera tan brutal y descontrolado capaz de quitar una vida por una afrenta a su honor; pero a la vez, la propia autoconciencia de esa cólera que le atrapa, le hace comprender que ése es realmente su infierno; mientras que el agradecimiento  por una constatación tan clara y elocuente, le llena de paz y le hace comprender que tal como le explica el anciano maestro zen: ese estado emocional es su cielo.

Si nos observamos con atención, y somos capaces de seguir el flujo de nuestras emociones, veremos -al igual que el samurái-, que son éstas las que nos hacen columpiar en los más variables estados anímicos: tristeza, cólera, euforia, alegría, miedo, etc., etc. Por este motivo y siguiendo la consigna de Sócrates: "Conócete a ti mismo", deberíamos prestar atención para conocer cuáles son las emociones que nos embargan; ya que únicamente si las conocemos, podremos gestionarlas y transformarlas para no ser esclavos inconscientes e involuntarios de las mismas.

La inteligencia emocional es precisamente esta: la habilidad de descubrir y gestionar de forma ecológica y positiva el vendaval de emociones que pueden azotarnos a través de las diferentes situaciones que nos toca vivir.

El tiempo que dediquemos a esta auto-observación nos rendirá grandes beneficios, ya que solo si conocemos qué emoción nos tiene atrapados, podremos gestionarla y salir de la misma transformándola.

Jeroni Hernàndez
Terapèuta i Coach Personal

diumenge, 5 de gener del 2014

LA BIOLOGÍA DE LA AUTOCURACIÓN

Un pequeño recordatorio del poder de nuestra mente y por tanto de los resultados de nuestros pensamientos. Tan efectivo como simple! Con frecuencia tendemos a menospreciar lo aparentemente sencillo, sin antes comprobar su eficacia.

“Somos mutantes. Somos las únicas criaturas en la superficie de la Tierra capaces de transformar nuestra biología mediante lo que pensamos y sentimos. (Si lo personalizamos aplicándolo a nuestra persona la efectividad para nuestra cognición es mayor)

Tus células están constantemente observando tus pensamientos 
y siendo modificados por ellos.

Un ataque de depresión puede arrasar tu sistema inmunológico; serenarte, al contrario, puede fortificarlo tremendamente
La alegría y la actividad armoniosa te mantienen saludable y prolongan tu vida. 

El recuerdo de una situación negativa o triste libera en ti las mismas hormonas y sustancias biológicas destructivas que el estrés. 

Tus células están constantemente procesando todas tus experiencias y metabolizándolas de acuerdo con tus puntos de vista. 

Tú no puedes simplemente captar datos aislados y confirmarlos con un juicio crítico. Tú te transformas cuando interpretas lo ocurrido. 

Si estás deprimida o deprimido proyectas tristeza por todas partes del cuerpo. 

En tu cuerpo la producción de neurotransmisores se altera, el nivel de hormonas varía, tu ciclo del sueño es interrumpido, los neuropéptidos en la superficie externa de tus células se tornan más viscosos y más propensos a formar grumos y hasta tus lágrimas contienen trazas químicas diferentes al de las lágrimas de alegría.

Todo este perfil bioquímico será drásticamente modificado cuando te sientas tranquila/tranquilo. 

Tu proceso de envejecimiento puede ser neutralizado cada día. 

Estos hechos confirman la gran necesidad de usar tu consciencia para crear los cuerpos que realmente necesitas. 

Shakespeare no estaba siendo metafórico cuando a través de su personaje Próspero dijo: “Nosotros estamos hechos de la misma materia que los sueños”. 

¿Quieres saber cómo está tu cuerpo hoy? Entonces recuerda lo que pensaste y sentiste ayer. 

¿Quieres saber cómo estará tu cuerpo mañana? ¡Observa tus pensamientos y emociones hoy! 

La elección de tu estado anímico está en tí. ¿Cómo eliges sentirte?


Jeroni Hernández
Terapeuta a Sabadell